Yo trabajo con la misma persona hace más de 15 años.
Julia.
Julia acaba de cumplir 36.
La conozco desde los 19.
Saca la cuenta.
Pasamos por todo.
Trabajamos para otros.
Montamos un restaurante.
Abrimos una escuela.
Inventamos una chocolatería.
Tuvimos muchos proyectos.
Muchísimos altibajos.
Y siempre seguimos.
Porque entendimos que teníamos distintos roles.
Durante años yo llevé la batuta.
Hasta que nació Julia Chocolates.
Y todo cambió.
Julia se metió de lleno en un mundo nuevo:
La chocolatería.
No es lo mismo que pastelería.
Es otro idioma. Otra técnica. Otra cabeza.
Y lo aprendió todo.
Convirtió una idea en una fábrica. La fábrica en un local.
Y ese local, en una marca.
Julia Chocolates creció.
Mes a mes. Año tras año.
Yo entendí que mi lugar era otro.
Ser sostén.
Encargarme de la administración, de las ventas, de comunicar.
Aportar ideas cuando me las piden.
Y saber callarme cuando no.
Hoy Julia lidera. Yo acompaño.
Y así funciona.
Porque hay una base:
Respeto. Confianza. Espacios definidos.
Y tiempo.
Tiempo para que la relación de trabajo madure.
Tiempo para entender que no siempre tenés razón.
Y que confiar no es soltar: es dar lugar.
Nosotros el primer cambio que tuvimos fué con ABC pastelería
El curso que mas veces dimos, y con el que empezó todo.
¿A vos te pasó algo así?
Juan.
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