Recuerdo que al principio de mi carrera, me sentía perdido cuando se trataba de incorporar algo nuevo a mi oferta de productos. A veces me dejaba llevar por las modas, copiaba un plato o una idea, o encontraba un ingrediente que me parecía increíble y lo sumaba a la carta sin pensar demasiado. No sabía si iba a funcionar, si nuestros clientes lo aceptarían, o si realmente tenía sentido dentro de nuestra propuesta.
Con el tiempo, la experiencia me enseñó que no se trata solo de lo que a uno le gusta o de lo que está de moda. Es fundamental entender que nosotros no somos nuestro cliente, y eso es algo que repetiré hasta el cansancio.
Lo que hacemos es una mezcla de lo que queremos, de lo que sabemos hacer bien, y de lo que el cliente quiere. Ese es nuestro mantra.
Uno de los mayores peligros al agregar nuevos productos es perder la identidad. Es fácil dejarse llevar por las modas, pero tener demasiadas identidades puede hacer que, como empresa, no tengamos ninguna.
En Julia Chocolates, cada vez que pensamos en algo nuevo, lo primero que nos preguntamos es: "¿Esto es muy Julia Chocolates o no?". Esa pregunta es clave. Es un mix entre lo que somos y lo que queremos ofrecer. Si la respuesta es "NO", entonces no avanzamos.
Otro aprendizaje importante es no repetir el mismo producto en múltiples formatos. El pistacho puede ser increíble, pero cuando ves que hay tres o más productos con el mismo ingrediente, es una señal de alerta. Lo mismo vale para una lima, una naranja o una avellana. Es momento de variar, de probar algo nuevo.
Y no solo se trata de creatividad, sino también de practicidad. ¿Puedo hacer este nuevo producto a gran escala? ¿Cuánto tiempo me llevará? ¿Puedo producir mil unidades sin perder calidad?
Fechas especiales, como el Día de la Madre o San Valentín, son una tentación para lanzar nuevos productos. Pero son un arma de doble filo. Crear algo completamente nuevo en grandes volúmenes puede ser un riesgo. A veces, lo hemos resuelto ofreciendo un box con un mix de productos, combinando lo que ya sabemos hacer bien con lo nuevo. Esto nos permite minimizar el margen de error, probar nuevas ideas, y asegurarnos de que la producción esté bien planificada.
En resumen, agrandar el combo de opciones no es solo una cuestión de innovación.
Es un proceso que debe reflejar nuestra identidad, ser escalable, y estar bien pensado. Cada nuevo producto es una oportunidad para fortalecer lo que somos, y para seguir construyendo, paso a paso, un camino que nos representa.
Hasta la próxima.
Juan.